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Gas radón en casa: cómo proteger tu salud con buena ventilación |
En muchas ocasiones se habla de ventilar la casa como una medida para mejorar el olor o evitar la sensación de aire viciado. Sin embargo, abrir las ventanas de forma regular puede tener un efecto mucho más profundo en la salud pulmonar: reducir el riesgo de cáncer de pulmón relacionado con la exposición al gas radón.
El radón es un gas radioactivo que se genera de forma natural por la descomposición del uranio presente en el suelo y las rocas. Es incoloro, inodoro e insípido, lo que significa que no se puede detectar fácilmente sin instrumentos especializados. Cuando este gas se acumula en espacios cerrados, como viviendas mal ventiladas, puede alcanzar niveles peligrosos para la salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el radón es la segunda causa principal de cáncer de pulmón en todo el mundo, solo por detrás del tabaquismo. En España, se estima que es la primera causa de cáncer de pulmón entre personas que no fuman.
El radón se filtra a través de grietas en los suelos, paredes, juntas de construcción y sistemas de ventilación. Las viviendas situadas en zonas con suelos graníticos o en áreas donde la geología favorece la liberación de radón son especialmente vulnerables.
Una vez dentro, el gas se acumula principalmente en plantas bajas, sótanos o lugares con poca ventilación. Con el tiempo, la exposición prolongada al radón puede dañar las células pulmonares, aumentando significativamente el riesgo de desarrollar cáncer.
La forma más efectiva y accesible de reducir la concentración de radón en el hogar es ventilar con frecuencia. Abrir las ventanas y permitir la renovación del aire interior ayuda a dispersar este gas, disminuyendo así su concentración y el riesgo asociado.
Además, ventilar también ayuda a eliminar otros contaminantes del aire interior como compuestos orgánicos volátiles (COV), dióxido de carbono y partículas en suspensión, mejorando la calidad del aire y favoreciendo un entorno más saludable en general.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) han identificado varias zonas con niveles elevados de radón, especialmente en regiones con formaciones geológicas de granito como Galicia, zonas de Castilla y León, Madrid y partes de Extremadura.
En estas áreas, se recomienda realizar mediciones específicas mediante detectores de radón, que pueden adquirirse fácilmente o solicitarse a empresas especializadas. En viviendas con altos niveles, además de ventilar, se pueden aplicar soluciones técnicas como sistemas de ventilación forzada o sellado de grietas en los cimientos.
Además de la ventilación diaria, existen otras prácticas recomendadas para disminuir la exposición al radón y mejorar la salud respiratoria en general:
Abrir las ventanas y renovar el aire de nuestras viviendas es un gesto tan simple como poderoso. No solo mejora la calidad del ambiente interior, sino que puede ser una herramienta clave para prevenir enfermedades graves como el cáncer de pulmón. Especialmente en zonas con riesgo de radón, adoptar este hábito cotidiano puede marcar una gran diferencia en la salud a largo plazo.
En un momento en que pasamos muchas horas en espacios cerrados, cuidar el aire que respiramos en casa se convierte en una prioridad de salud pública. La ventilación natural, frecuente y consciente es un primer paso fundamental para proteger nuestros pulmones y el bienestar de toda la familia.
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