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Cómo un simple ejercicio puede prevenir hinchazón y problemas venosos |
En el corazón de nuestras pantorrillas se encuentra un músculo silencioso, poco conocido pero vital para nuestra salud: el músculo sóleo. Este músculo profundo, situado justo debajo del gemelo, cumple un papel esencial en el retorno venoso desde las extremidades inferiores hacia el corazón. Su acción es tan relevante que muchos profesionales de la salud lo llaman “nuestro segundo corazón”.
El sóleo es un músculo plano ubicado en la parte posterior de la pierna, debajo del gastrocnemio (más conocido como gemelo). Aunque pasa desapercibido para la mayoría, su función es clave: al contraerse, ayuda a bombear la sangre venosa desde las piernas hacia el corazón, combatiendo la fuerza de la gravedad.
Este proceso se conoce como bomba muscular de la pantorrilla. El sóleo trabaja en sinergia con las venas safenas, grandes conductos sanguíneos que recorren la pierna. Al activarse, este músculo presiona las venas, impulsando la sangre hacia arriba. Si este mecanismo falla —por sedentarismo o falta de movimiento— se produce un estancamiento sanguíneo que puede derivar en edemas, hinchazón y otros trastornos circulatorios.
La falta de movimiento es una de las principales causas del mal funcionamiento del sóleo. Permanecer largos periodos sentado o de pie sin moverse interfiere con su capacidad de contracción. Como resultado, la sangre tiende a acumularse en las piernas, provocando hinchazón, pesadez e incluso varices.
Este fenómeno, llamado estasis venosa, ocurre porque las venas no son completamente impermeables. Cuando la presión sanguínea aumenta debido a la acumulación, parte del líquido se filtra hacia los tejidos circundantes. Así se forman los edemas, una señal de que el retorno venoso está comprometido.
La buena noticia es que el sóleo puede activarse con movimientos sencillos. Entre los más efectivos está el ejercicio de ponerse en punta de pie, que estimula tanto los gemelos como el sóleo. Realizarlo con regularidad puede mejorar notablemente la circulación.
Los expertos recomiendan hacer este ejercicio al menos tres veces al día —por la mañana, tarde y noche— en series de diez repeticiones. Subir y bajar lentamente sobre las puntas de los pies permite al músculo contraerse de forma controlada, ayudando a bombear la sangre hacia el corazón y evitando la acumulación venosa.
Una función insuficiente del sóleo puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades circulatorias de las extremidades inferiores. Entre las más comunes se encuentran:
El riesgo se incrementa con la edad, el sobrepeso, la inmovilidad y ciertas condiciones médicas. Por ello, cuidar el sóleo y mantener una vida activa no es solo una cuestión de estética o comodidad, sino de salud cardiovascular.
Además del ejercicio específico, hay varios hábitos que pueden ayudar a mantener la salud circulatoria:
Incorporar estos pequeños gestos a la rutina diaria puede marcar una gran diferencia en la prevención de problemas circulatorios y en el mantenimiento del bienestar general.
El músculo sóleo es, sin duda, un aliado silencioso de nuestra salud. Aunque su presencia pase desapercibida, su papel como “segundo corazón” lo convierte en un pilar fundamental del sistema circulatorio. Activarlo con frecuencia y mantenernos en movimiento no solo previene molestias como la hinchazón o la pesadez en las piernas, sino que también protege frente a patologías más serias.
En una sociedad cada vez más sedentaria, redescubrir el valor de este músculo olvidado es una forma sencilla y eficaz de cuidar nuestro cuerpo desde la base. Porque, en definitiva, moverse es salud.
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